TDAH

Es un trastorno del neurodesarrollo que afecta a niños y adolescentes, principalmente. Al mismo tiempo, se caracteriza por la presencia persistente de síntomas de falta de atención, hiperactividad e impulsividad que interfieren significativamente con su funcionamiento en diferentes áreas de la vida. Este es uno de los trastornos más comunes en la infancia, y su comprensión y abordaje son esenciales para los profesionales que trabajan con niños y adolescentes que lo experimentan.

Según el DSM – V TDAH es un trastorno neurobiológico del desarrollo que se caracteriza por la presencia de síntomas de falta de atención, hiperactividad e impulsividad que son persistentes e interfieren significativamente con el funcionamiento o el desarrollo del individuo en dos o más esferas de la vida, en la casa, colegio u empleo.

La prevalencia global de TDAH en niños menores de 18 años se ha estimado en un 7.2%, según reporte de un meta-análisis que incluyó 175 estudios en el año 2015. En Colombia diferentes estudios han reportado incidencia de TDAH en cifras que oscilan entre el 5.7% y 20%. El TDAH afecta más a niños que a niñas, en relación 3-5:1.

Entre un 25-45% de los niños con TDAH desarrollan trastorno de conducta

CAUSAS Y FACTORES:

Aunque se ha avanzado significativamente en la comprensión de este trastorno, su etiología es multifactorial y aún se encuentra en constante investigación. Además, la influencia de diversos factores ha sido estudiada para desentrañar su complejidad y proporcionar una comprensión más profunda del TDAH. Paralelamente, la génesis involucra una interacción entre factores genéticos, neuroquímicos, neuroanatómicos, fisiológicos y ambientales. Así, los estudios han demostrado la existencia de un componente hereditario, con una mayor prevalencia del trastorno en miembros de la misma familia. Con esto, investigaciones genéticas han identificado genes relacionados con el TDAH, particularmente aquellos involucrados en el transporte de dopamina, el transportador de serotonina y los receptores de dopamina (Faraone et al., 2005).

El entorno, también desempeña un papel crucial en el desarrollo del TDAH. La evidencia ha encontrado que la presencia de factores prenatales, perinatales y postnatales como, por ejemplo, malformaciones cerebrales, anomalías cromosómicas, enfermedades endocrinas, exposición a sustancias psicoactivas y malnutrición, pueden influir en el desarrollo del trastorno. Igualmente, variables micro-medioambientales, como el bajo nivel socioeconómico familiar, estrés prenatal, presencia de maltrato, la historia de enfermedad psiquiátrica en los padres, la violencia familiar y el alcoholismo, también podrían influir. Además, la comorbilidad es otro aspecto para considerar en el TDAH, ya que es uno de los trastornos con mayores índices de coexistencia con otras patologías (Pliszka, 1999).

Tratamientos

Hay diferentes tipos de tratamiento, que deben realizarse de manera coordinada:

Farmacológico: El neurólogo o psiquiatra será el responsable de establecer o no el tratamiento farmacológico, dosis. Los fármacos de primera elección son  los psicoestimulantes, que son muy seguros y eficaces.


NeuropsicológicoLas funciones ejecutivas se pueden entrenar y estimular gracias a la plasticidad cerebral aumentando la capacidad de atención sostenida, aprendiendo a utilizar auto instrucciones para guiar el comportamiento, aumentar la capacidad de inhibición para disminuir la impulsividad.

Entrenamiento a padres: El TDAH, por sus propias características, generalmente conlleva problemas de conducta (en ocasiones, severas) y de difícil manejo por parte de los padres. Por tanto, es imprescindible que aprendan e integren en sus pautas educativas las técnicas efectivas de modificación de conducta.

Apoyo escolar: Pueden requerir este tipo de apoyo porque, aunque la capacidad intelectual no se encuentra afectada, el coste académico por la alteración de las funciones ejecutivas es muy elevado, pues sin atención no hay aprendizaje (la prevalencia de fracaso escolar en niños con esta patología es muy elevada).