La demencia es un concepto que agrupa diferentes patologías, pero en todas hay un declive significativo y progresivo de las funciones cognitivas y del comportamiento, hay cambios en la personalidad y se afectan las actividades de la vida diaria, todo ello en comparación con un nivel premórbido.
Actualmente afecta en torno a un 4% de la población mundial, un porcentaje algo superior en los países desarrollados. En Colombia afecta al 10% de la población de más de 64 años, porcentaje que aumenta a medida que la población envejece.
Dependiendo de su causa, se han descrito más de setenta enfermedades que causan demencia, clasificándose de manera genérica en demencias primarias o neurodegenerativas (como la Enfermedad de Alzheimer, la frontotemporal, Enfermedad de Parkinson, Enfermedad de Huntington, etc.), secundarias a otros procesos, como las vasculares (por multiinfarto, vasculitis, hemorragias), por mecanismos expansivos ( hidrocefalia o tumores), por infecciones (víricas, como VIH, bacterianas, como la neurosífilis, por priones, como la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, etc.) o por otras etiologías (por daño cerebral traumático, alteraciones del sistema endocrino como en el hipotiroidismo, metabólicas, tóxicas como el síndrome de Wernicke-Korsakoff, por epilepsia, psiquiátricas, etc.).
Las causas más comunes son la Enfermedad de Alzheimer (representa aproximadamente el 70% del total de demencias), la demencia vascular, la demencia por cuerpos de Lewy difusos y la demencia frontotemporal. Aunque la Enfermedad de Parkinson también es relativamente frecuente, no siempre cursa con demencia (la afectación cognitiva a veces es más leve).
Aunque los factores de riesgo dependen de la causa de la demencia, se sabe que hay factores generales que afectan al desarrollo de la demencia. Estos se pueden clasificar en modificables y no modificables:
No modificables: la edad, el sexo y los factores genéticos (específicos de cada una)
Modificables: factores de riesgo vascular, anemia, alteraciones tiroideas, alteraciones afectivas, estilo de vida (dieta, consumo de alcohol y otras drogas, actividad física, actividad intelectual), factores sociodemográficos (nivel de estudios, exigencia intelectual laboral, hábitos cognitivos, nivel socioeconómico).